Alumbras en mi alma
cual bella luciérnaga,
posándose en mis ramas
y comiendo de mis hojas,
escapando del invierno
que amenazó tus pasos,
esos pasos firmes que se
deslizan entre mis brazos.
Alumbras mis días,
alumbras mis mañanas,
alumbras el caudal del
que beben estos labios,
alumbras todas las fuentes
donde se posan las aves,
alumbras como nunca,
alumbras y encegueces.
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