-
La misma suerte
Coronado,escupido y burlado,enajenado, azotado einocente. Allí estabaesperando la sentenciaen la picota, como bandidosin suerte. Crucifíquenle,decía la muchedumbre;no es rey nuestro, decíanlos sacerdotes. Allí estabacomo víctima inocenteesperando el desprecio detodos ellos. No entendieronque Dios se había encarnado,tan humano, como cualquiera de nosotros. Hoy tambiénse encarna en el hermanoy vuelve a sufrir de nuevola misma suerte.
-
Y dizque catequista
Yo, tan ocupadodizque de catequistay ellos muriendo lejos del hogar,sin poder comer,ni con quien hablar. Unos bajo los puentes,fuera de su patria,vendiendo el cuerpo, sangrando en el alma,esperando consuelo,encontrando distancia. Otros en el suelo,sin luz ni agua,llorando a sus líderes, sufriendo la guerra,reviviendo masacres,intentando la paz, marchando en las calles,clamando justicia,muriendo en las plazas, bajo las armasque un día les bendijeron,sí, les “bendijeron”. Qué clase de fanático soy yoque me digo cristianoy dizque catequista, repitiendo como loroy sin denunciar nada,como si eso bastara para construir Pueblo,mientras los otros,que son hermanos, se preguntan a diario“¿Dónde está Dios ypor qué nos olvida?”
-
De las esperas tontas…
Bastante he esperadopersiguiendo fantasmas,soñando despierto,olvidándome del tiempo. Así que de las esperastontas, en pos de nada,líbrame Señor.
-
¡Hijo de David!
Señor,mis ojos han vistolo indebido,muchas veces.Incluso,he mirado y he sidomiradocomo un juguete. Y qué decirde lo insensataque fuemi juventud. He vistopor encima del hombroy mal vistoal pobre y andrajoso.Tambiénhe dejado de vercon buenosojos a mis enemigos. Y qué decirde lo soberbioque he sidopara no verme. He visto,también, Señor de la cruz,a mi hermanomuriéndose en mis manos.Y no he podidohacer mucho por él.Y ha dolido.Y lo sabes. No te oculto nada. Y qué decirde las nochessin-Poder dormirpor ellos. Señor,he visto sangrey dolor,en vivo y en directo.Tambiénhe visto el hambrey la desnudezen primer persona. Y qué decirde la indiferenciay el rechazo,incluso de los míos / tuyos. Sin embargo,Cristo, mío y de todos,¡Quiero…
-
Igual a nos
De los queme admiran y me odian,líbrame Señor.Los primerospor ilusos, los segundospor apasionados. Y de los quese creen inferiores, tambiénayúdales/nos.Aquí el superioreres tú, y te hiciste tanigual a nos.
-
También por ti
Señor, en mí buscaronempatía y comprensión,pero encontraron crítica,distancia y condenación. ¿Quién me librarádel fariseísmo? En mí, Señor, buscaronconsuelo y fortaleza;me sentí incapaz y les dije«busquen ayuda afuera» ¿Quién me libraráde la cobardía? Y, qué decir cuandoacudieron por respuestasy “no tuve tiempo”, losdespaché con sus preguntas. ¿Quién me libraráde la indiferencia? Señor,en mí han buscadoun padre y no lo soy,buscaron un hermanoy no lo supe ser,buscaron un amigoy no quise, y me alejé. ¿Cómo es que me creo“seguidor de Jesús”? Es que eres humano,no Dios —me dices tú—y también por ti, Yohe muerto en la cruz.
-
Oración del Fariseo I
Esa serenidadcon la que me rodeasy me aquietas, ¿con qué la perderé? Si cuando cruzola calle y observo al indigenteen la esquina,prefiero huirle y dejarle de lado. ¿Es que no entiendeque debe trabajar y todo lo quiereregalado? Esa serenidadcon la que me rodeasy me aquietas, ¿con qué la perderé? Si hago ayuno,doy limosna y pertenezco a un grupoen la Iglesia, ysoy tan bueno que deberían verme. ¿Es que está malque sea mejor que otros y logresobresalir siempre? Esa serenidadcon la que me rodeasy me aquietas, ¿con qué la perderé? Si voy a misay cada día comulgo con devocióny participode las actividades pastorales. ¿Es que es pecadoque haga vida social y solo busquenuevas amistades?…
-
El seminarista en crisis
En un retiro fundamental en el Foyer de Charité de Cogua al que asistí hace un par de años, me quedó sonando el testimonio de un seminarista que venía de Estados Unidos. Más o menos, sus palabras fueron estas: «Aquí he encontrado la experiencia que le hacía falta a mi vocación. Es que, de donde vengo, la fe se ha apagado; no hay muchos momentos de oración, todo es preparación intelectual y se ha perdido la experiencia personal con Jesús. Gracias por avivar la llama de la fe. ¡Ahora si tengo la fuerza necesaria para continuar con mi vocación!». Quienes hemos tenido cierto acercamiento con la academia y la teología, nos…
-
El Señor me ha dado poderes
En cierto evento para una marca, y por cosas de la vida, terminé compartiendo con cierta persona. En un principio deduje que podíamos tener perspectivas en común, así que me abrí al diálogo y charlamos varias veces durante ese fin de semana. Él me compartió que era una persona muy espiritual y devoto de la Virgen María. Yo le respondí que compartiamos la misma devoción por María y que la vida espiritual también era importante para mí. Como al segundo día del evento, este hombre me quiso demostrarme su habilidad para describirme. Lo escuché por respeto, pero esa persona a la que describía no era yo. Comprendí entonces que la…
-
Y en ti
Cada albormadrugaba por tiy esperabacada noche en ti. Y en ti,contigo y por ti,de amores y dolorescomprendí. Me desgasté,pero ame y servíy entendí loimprudente que fui. Y renegué,también te fui infiely todo supoa muerte y a hiel. Y en ti,contigo y por ti,vi lo débil y frágilque soy sin ti. Y ahora quieroanunciar lo que hicistecon este pueblotan duro de cerviz. Y en ti,contigo y por ti,nueva historiahe podido construir.